Si queremos buscar unos principios rectores del Gimnasio Moderno, difícilmente encontraríamos una formula cerrada. El Gimnasio se denominó así, “Moderno”, porque siempre quiso estar acorde con la movilidad de los tiempos, reflejar en su filosofía, incluso en sus espacios físicos, el espíritu dinámico de los niños y de los jóvenes.
Existen, en cambio, unos principios comunes, que generación tras generación nos han orientado lo largo de los años. Sin ellos dejaríamos de ser lo que somos…
«Educar, No Solo Instruir»
Esta frase, que ha acompañado a los gimnasianos por tantas generaciones, apareció por primera vez en un artículo de Agustín Nieto Caballero a propósito de los sucesos del 9 de abril de 1948, fecha que para muchos es el inicio de la violencia en Colombia. Para cambiar el país se precisaba de personas que no sólo predicaran sino que vivieran activamente los fundamentos que aprendían en la escuela. Como se ha dicho en nuestro documento de Cátedra de Paz, en el Gimnasio Moderno se educa para la paz, no porque les aportemos nuevos datos a los estudiantes, educamos para la paz porque nos preocupamos constantemente por la persona y sus relaciones, por sus intereses y sus dificultades, por sus talentos y sus frustraciones.
En el Gimnasio Moderno se educa para el desarrollo integral de cada estudiante; lo académico y lo formativo no riñen ni se oponen, ambos aspectos se necesitan para una vida feliz. La excelencia humana requiere del desarrollo moral tanto como de una sólida formación física, emocional e intelectual. Si las personas se forman al tiempo que se informan, salen del colegio con criterios suficientes para asumir críticamente lo que viven o reciben de los medios y pueden seguir aprendiendo por el resto de sus vidas.
“La Disciplina de Confianza”
La Disciplina de Confianza, tal y como la entendieron los fundadores, es una forma de educar y de relacionarse con los alumnos, profesores y demás miembros de la comunidad a través de la confianza mutua, nunca del miedo. Parte de la idea de que los niños y jóvenes tienen derechos y no sólo deberes y, sobre todo, el derecho a presentar sus reparos y a que las sanciones que se les impongan sean justas y razonables. Se busca educar con razones, para que los estudiantes aprendan de sus errores. Formar personas autónomas y críticas. La esencia de la Disciplina de Confianza reside en el fundamento de la autoridad. En el Gimnasio Moderno, lo que legitima la autoridad no es el poder ni la jerarquía, sino la razonabilidad.
Con la Disciplina de Confianza se busca crear en los estudiantes hábitos de acción, es decir, que entiendan por ellos mismos los límites y consecuencias de sus actos. En ese sentido, los errores son una enorme fuente de aprendizaje que se refleja en el día a día del colegio, porque el estudiante es un interlocutor válido: él mismo conversa con sus profesores en una relación de confianza y de mutuo respeto, para contribuir a su proceso de aprendizaje desde sus opiniones y experiencias (el error es fuente de aprendizaje en el Moderno: decimos que lo grave no es cometer un error sino no repararlo y no aprender de él. De todo error se puede aprender mucho). Este ejercicio de la autonomía se traduce en grupos de debate organizados por los estudiantes, en la existencia de comités coordinados por ellos mismos como el Cultural y el Deportivo, la Banda, las revistas El Pichón y El Huevito en la Primaria, y El Aguilucho, la revista escolar de edición ininterrumpida más antigua de Colombia, donde los estudiantes expresan sus pensamientos y sus opiniones sin ninguna censura, al igual que lo hacen a través de los micrófonos de Radio Gimnasio Moderno, el proyecto de Radio Escolar del Colegio.
“Lo que el maestro sea, será la escuela»
El buen maestro gimnasiano inspira y educa con su ejemplo, trabaja en equipo junto con otros maestros para “hacer fácil lo difícil”, como decía el profesor Bein. Escucha y observa atentamente a cada uno sus estudiantes, asumiendo las posibilidades o dificultades con alegría. “Quien no albergue alegría en su corazón, que no se haga maestro”, decía Agustín Nieto Caballero. Lo esencial del proceso educativo es la calidad de las relaciones entre maestros y estudiantes, así como la capacidad de los maestros a través de las clases y las actividades, las lecturas o los laboratorios, las excursiones y los debates, de conectar los intereses de los estudiantes con los problemas de su país y del mundo.
Estos grandes maestros han sido el corazón del Gimnasio Moderno: Tomás Rueda Vargas y Lleras Codazzi “Papá Rico”, Ernesto Bein, Henry Yerly y Arturo Camargo, Pompilio Iriarte y Guillermo Quiroga, Isabelita Holguín de Gómez, para citar solo unos pocos. Todos ellos se prepararon en las mejores universidades del país y del exterior pero, ante todo, se formaron en el Gimnasio Moderno, en la experiencia, en un contexto humano tan propio como autónomo. Actualmente el colegio cuenta con un grupo de maestros de las mejores calidades humanas y académicas. Son ellos los que trasmiten a sus estudiantes, a través del trabajo y de su propio ejemplo, una ética de vida y de esfuerzo personal, así como las habilidades que pensamos serán fundamentales para enfrentar los retos del siglo XXI. Creemos con Agustín Nieto Caballero que el mejor maestro es el que nunca deja de ser un estudiante. Por este motivo en 2013 se creó la Escuela de Maestros, donde los maestros se capacitan permanentemente e intercambian experiencias exitosas.
La Escuela Activa
El Gimnasio Moderno adoptó esta filosofía educativa prácticamente desde su fundación, siendo el primer colegio de este tipo en Hispanoamérica. Fue su manera de responder a una “escuela tradicional” o de transmisión de contenidos, articulando las enseñanzas de Maria Montessori y de Ovidio Decroly, John Dewey y Rabindranath Tagore, entre otros. Se buscaba una enseñanza a la medida de la persona, dinámica como los niños y los adolescentes. Es decir, volver al niño como centro de la escuela, al estudiante como gestor de su propio proceso de aprendizaje e interlocutor válido de sus maestros. La Escuela Activa educa en un ambiente de libertad y de relaciones horizontales como preparación para vivir y trabajar en una democracia. Este modelo educativo, una de las revoluciones pedagógicas más importantes del siglo XX, ha estado detrás de la formación de muchas de las mentes que han cambiado el mundo de la ciencia y de la tecnología, de las artes y de la economía, entre otros.
Los gimnasianos aprenden más fácilmente con la experiencia que con el discurso. De ahí la importancia de las excursiones, del espíritu abierto de su campus, de ese educar en un ambiente de alegría, afecto, fraternidad y felicidad, lo que genera las condiciones emocionales para un mejor aprendizaje y un desarrollo integral. Parte de nuestros retos para el futuro se resume en hacer de la educación diaria en el colegio un ejemplo acorde con la dinámica de los niños y adolescentes.
Una educación humanista y científica
Por humanista entendemos un colegio que educa para la democracia, que se preocupa por la persona que hay detrás de cada miembro de la comunidad, sus acciones, sus emociones y sus relaciones con los otros. El compañerismo y la amistad son fundamentales en el Gimnasio Moderno. El liderazgo que queremos propiciar es el de personas capaces de generar empatía con su entorno, de aportar desde las cualidades particulares y de trabajar junto a otras en la transformación o el cuidado de sus entornos, con un sentido crítico y autocrítico. Esta realidad se evidencia en el Gimnasio mediante un trato humano entre padres, maestros, estudiantes, directivas y empleados. No hay relaciones verticales desde la erudición o los privilegios, los cargos o la experiencia. Por eso el lenguaje de nuestros estudiantes y exalumnos es claro y directo, no se le tiene miedo al humor ni mucho menos al debate de opiniones.
Para este propósito el colegio siempre ha pensado que una formación académica es fundamental. No podemos formar personas buenas sin criterios claros y sin opiniones enriquecidas por la lectura atenta y las evidencias sustentadas y precisas. Una enseñanza en ciencias y humanidades resulta esencial; incluso, siempre ha considerado que las dos son prioritarias y no pueden entenderse por separado: el mundo necesita de análisis y de observaciones precisas, pero también de una mirada más sensible a los problemas de los otros. El método de investigación científica y la conciencia ambiental, la observación atenta de los fenómenos, las habilidades en matemáticas y la capacidad de análisis, es fundamental para formar ciudadanos con criterio y espíritu crítico, que puedan ser motores cambios de para las sociedades, donde quiera que se encuentren La Escuela Activa es una perfecta síntesis. Seguimos pensado, con Dewey, que la mejor manera en que desarrollan los niños sus emociones y sus conocimientos es en ambientes que propicien la investigación libre, la observación y el trabajo cooperativo, tendiendo puentes entre el conocimiento y los seres humanos.
El Gimnasio Moderno es un colegio inspirado en las ideas de libertad y tolerancia, propias del pensamiento liberal del Siglo XVIII. El colegio promueve la libertad de pensamiento, libertad de expresión y libertad de cultos, entre otros, siempre en un entorno de respeto por el otro.
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