
Lectura en el aula de Montessori.
El Gimnasio Moderno es un colegio que no le teme a los cambios. Es esta la realización de una idea educativa que quiso desde el comienzo, en su filosofía y en sus prácticas, estar acorde con su tiempo. Con la llegada a la rectoría de Víctor Alberto Gómez Cusnir, el colegio quiso aprovechar este momento como una oportunidad inmejorable para pensar el colegio hacia el futuro. En 2012, ad portas del centenario, el Rector, de común acuerdo con el Consejo Superior, dieron inicio al proyecto Vuelo al Bicentenario, un ejercicio sin mayores antecedentes en la historia reciente del colegio.
El diagnóstico del Vuelo al Bicentenario comenzó por convocar a un grupo de profesores, exalumnos, estudiantes y padres en torno a dos mesas trabajo: Primeros Cien Años y Tendencias globales en educación. El equipo de Primeros Cien Años buscó repensar los conceptos fundamentales del colegio a la luz de su primer centenario. El grupo de Tendencias Globales, por su parte, trató de dimensionar los retos educativos que seguramente enfrentaría el colegio en su segundo siglo de vida. El resultado de este ejercicio es un libro que hoy sigue orientando las discusiones.
La mesa de Primeros Cien Años enfatizó en la importancia de definir con mayor atención los principios fundamentales del colegio. Desde el principio se reconoció la importancia de continuar una escuela que propiciara el liderazgo y la autonomía como su propósito principal, pero entendiendo por liderazgo no simplemente una cuestión de vocación, como a menudo se le entiende, sino de verdaderas capacidades para poder trabajar junto a los otros en la transformación de la sociedad.
En ese sentido había que insistir en que la excelencia académica no reñía con la felicidad: somos felices porque cumplimos nuestras metas con esfuerzo, porque tenemos criterios para decidir, y porque tenemos las capacidades para poder aportar a los otros. También en la necesidad de que el colegio revisara sus prácticas pedagógicas. El Gimnasio Moderno, a pesar de ser un referente histórico de Escuela Activa, demostraba en muy buena parte de sus clases, especialmente en los grados superiores, una pedagogía tradicional, centrada en contenidos y no en el desarrollo de cada niño a través de proyectos y de prácticas más diferenciadas. Esto se expresaba en unos resultados académicos con tendencia hacia la dispersión, rasgo común de las pedagogías que ofrecen un solo camino de aprendizaje.
Por su parte, la mesa de Tendencias globales dimensionó los siguientes retos, que a juicio de los miembros de este grupo debían orientar las preguntas de la educación del futuro y que actualmente son practicados por los mejores colegios del mundo. 1. El reto del lenguaje en la apertura del mundo. 2. Lenguas extranjeras, un viaje a través de la interculturalidad. 3. Conectividad y diversidad. 4. Pertinencia social y construcción de país. 5. Hacia un liderazgo crítico. 6. Productividad y creatividad. 7. El rol de la tecnología en el ámbito escolar. 8. El estudiante como espectador contemporáneo. 9. Crisis ambiental global. 10. Ética en tiempos de peligro. 11. Juego, cuerpo y formación. 12. Educar para la incertidumbre. 13. Diálogo intergeneracional y posibilidad de memoria. 14. El ethos del maestro y la recuperación del saber pedagógico.
Ambas mesas reconocieron la plena vigencia de los fundamentos del colegio, pues siguen siendo tan modernos como en 1914. El valor de un colegio humano donde importa la persona y donde se respira un ambiente de libertad y de humor, felicidad y compañerismo, así como la relevancia de un colegio que a través de su Agenda Cultural o de su Teatro, de su Iglesia o de su Piscina, del Colegio Gimnasio Sabio Caldas (IED), su colegio en administración, ha permitido que una comunidad mucho mayor a la de su estudiantado se beneficie de esta idea educativa.
Sin embargo, ambas mesas reconocieron la necesidad de un cambio, especialmente en relación con el bilingüismo, pero también de las estrategias pedagógicas y de sus procesos de evaluación que se practicaban. Era fundamental que el colegio formalizará un programa continuo de capacitación de maestros, y propusieron de manera conjunta la creación de la Escuela de Maestros. Adicionalmente, como parte fundamental de los cambios, el colegio debía iniciar una discusión profunda sobre el currículo, pues el actual propiciaba una visión poco integral del conocimiento, separado en demasiadas materias, o incluso renunciando a algunas de ellas en los últimos grados, lo que favorecía los intereses de los estudiantes en detrimento de algunas de las habilidades necesarias para ingresar a la universidad y desarrollarse integralmente.
Las conclusiones de este ejercicio, que fueron presentadas a todos los profesores en las plenarias de la Escuela de Maestros, donde pasaron muchos de los expertos que colaboraron en el Vuelo al Bicentenario para compartir sus ideas, también dio origen a un segundo documento, Mi vuelo, donde se presentaba un plan de mejoras para el colegio. Escribió Víctor Alberto Gómez Cusnir:
“Es mi deber fundamental, con todo el respeto que me merecen mis antecesores, ubicar al Gimnasio Moderno a la misma estatura de su historia y de su porvenir. He querido reanudar la historia del colegio que empezamos a construir hace casi un siglo. El propósito es lógico y legítimo. Es fundamental para mi rectoría (y esto se lo he transmitido a mi equipo) que uno de los propósitos fundamentales es entregar en el lapso de unos años un Gimnasio Moderno fiel a su apellido, un Gimnasio Moderno arraigado en su filosofía y en su tradición pero competitivo en el mundo globalizado que nos correspondió vivir donde el liderazgo de sus egresados siga escribiendo páginas de honor en la historia del país y en el rumbo de los tiempos”.
Desde este espíritu, Mi vuelo recogía las principales conclusiones del Vuelo al Bicentenario. El colegio, desde la percepción de profesores y estudiantes, no estaba logrando que la academia motivara a todos, lo que se reflejaba en una pérdida de protagonismo cada vez más importante en los exámenes de Estado y en unos resultados académicos con tendencia hacia la dispersión y con casos alarmantes. Esto se reflejaba incluso en las admisiones, no sólo porque el crecimiento de las solicitudes estaba por debajo de lo esperado, sino porque se reforzaba el falso mito de que el Gimnasio Moderno era un colegio donde los niños venían a ser felices pero no a estudiar. El colegio debía entrar en una dinámica de mejoramiento académico, potenciada por sus profesores, pero también por un cambio en el discurso que hiciera énfasis en la importancia de los hábitos y del rigor, del esfuerzo y del compromiso con el conocimiento, entre otras, como parte fundamental de una vida feliz y al servicio de los otros.
La formación humana es el pilar fundamental de la educación en el Gimnasio Moderno pues un colegio debe, ante todo, formar buenas personas. Pero como parte de esta integralidad se precisaba que nuestros estudiantes entendieran que estos esfuerzos eran insuficientes si no se formaban también buenos estudiantes y buenos líderes; personas comprometidas con los otros, con las capacidades y las herramientas para poder trabajar en la transformación de nuestras sociedades. Como parte de esta formación integral, el paso hacia el bilingüismo era necesario. Si queríamos formar estudiantes capaces para un mundo cada vez más globalizado, esto es, ciudadanos del mundo, estos estudiantes tenían que tener un buen dominio de otras lenguas, especialmente del inglés, para poder ser interlocutores activos. El colegio, a su vez, tenía que ser un escenario de la pedagogía y la cultura, las ciencias y la tecnología, a un nivel internacional.

Alejandro Pinilla Campos – 5 A
Para lograr estos cambios, era muy importante una capacitación constante de los maestros en los fundamentos y desafíos del colegio, en las didácticas activas y en las nuevas tecnologías, así como en las lenguas. De la misma manera; teníamos que avanzar en las discusiones para un currículo distinto, que permitiera otras relaciones con el conocimiento, mucho más diferenciadas y creativas. Estos esfuerzos precisaban también de una modernización administrativa que diera una mayor coherencia a los procesos, apoyara los cambios y procurara los recursos y las personas más adecuadas para hacer posible esta transformación.
Mi vuelo fue el origen de las líneas estratégicas:
- Formación humana y Disciplina de Confianza.
- Maestros gimnasianos.
- Fortalecimiento académico.
- Bilingüismo e internacionalización.
- Escuela de líderes con sentido social y conciencia ambiental.
- Proyección externa e impacto social.
- Currículo del siglo XXI (Desarrollo pedagógico).
- Modernización administrativa y gestión directiva.
Adicionalmente el equipo directivo del colegio, después de varias sesiones de planeación estratégica, apoyado por la participación de varios expertos que visitaron la Escuela de Maestros, definió una lista final de principios rectores y de desafíos para la educación del Siglo XXI, que presentamos en los capítulos de este PEI.
Dados estos cambios, significativos para la vida del colegio, desde las mesas del Vuelo al Bicentenario se planteó la importancia de una renovación de nuestro Proyecto Educativo Institucional PEI. Fiel a nuestro espíritu democrático, el colegio, a través de la Escuela de Maestros y de sus distintas dependencias, convocó a sus profesores y a un grupo significativo de padres y estudiantes, exalumnos y directivos, quienes a través de reuniones de grupos focales discutieron los múltiples borradores de este PEI y contribuyeron desde su trabajo a la redacción de estas páginas que ahora presentamos. Este documento ha pasado por la revisión de los cuerpos directivos y de casi un centenar de personas, y ha contado con el apoyo invaluable de evaluadores externos, quienes con su mirada desprevenida nos han ayudado a comprender mejor el proceso, así como el significado mismo del colegio para el país y para la ciudad.

Matías Peña Polanía – 1A
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