El colegio, en respuesta a las exigencias de la ley de crear una Cátedra de Paz y plenamente identificado con la importancia de esta tarea para el país, realizó un ejercicio con toda su comunidad para pensar la mejor manera de lograr este propósito. Padres de familia, profesores, estudiantes, directivos y un equipo de expertos cercano al espíritu del colegio, diseñaron una propuesta curricular que cumpliera con las exigencias de la ley, y que al tiempo les sirviera de ejemplo a otras instituciones en todos los rincones del país. Este proyecto enfatizó en la importancia de lo formativo, el contacto con el mundo interno, el desarrollo de la conciencia, el autoconocimiento, el desarrollo de la paz interna y la estabilidad emocional, así como en un currículo del futuro en función de la imaginación, la memoria histórica y el contacto específico con otras realidades.